jueves, 21 de mayo de 2009

Destino Insanidad.


Un día, cuando el hombre se dé cuenta que vivimos en una cuarta dimensión, las personas tomaran paseos en otros universos sin que alguien haga escándalo por su desaparición, se preguntaran – ¿a dónde ha ido Andrey?-, -no sé, dijo que iría por un toque y desapareció por ahí-.
-Henri Chinaski-
Adaptación de “Factotum

Creer en un dios, no es malo, tampoco el darle formas y actitudes mundanas se podría considerar negativo, pero cabe resaltar la necesidad (necedad también) en nosotros, en lapsos de la vida suele representar una confusión, a la postre difícil de suturar, el intelecto queda dañado para actuar dentro de la moral en turno y generalmente tendemos a la insanidad (no lo menciono como si fuese un castigo, sino como un paso antes de derrumbar toda barrera impuesta por nosotros, muchas de ellas basadas en lo moral). El creer en un ser superior, un ente imparcial, justo, sin restricciones o advertencias, es un modelo mejor adaptado a la modernidad, pero quizás la real traba de dios es que nos quita la responsabilidad del aquí y ahora (espacio y tiempo), mejor conocido como presente.

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